22 de marzo de 2015

Aguanieve

Y arrancó el otoño nomas, y con él llegaron muchas cosas que no esperaba sentir, algo asi como un popurrí de cuestiones de la vida que no pensaba plantearme. Y también el frío, obvio, sino no era otoño.
Una buena peli, compañía serena, no demasiados sobresaltos, nada de cosas locas ni demasiado rebuscadas, borcegos, ropa larga y calentita, sentirme viva de muchas formas, encontrarme con esta nueva persona mucho más confiada que habría empezado a ser yo. Muchas cosas para dos días, muchas.
Un recuerdo triste que llena de aguanieve a mi corazón, porque a vos te encontré hace un año, un 21 de marzo, y te fuiste igual de rápido que llegaste, pero dejaste un desorden en mi alma que todavía hoy no logro ordenar, la principal razón es que no quiero, porque si sigo teniendo esas cajas de sentimientos por todos lados, te siento cerca y me siento viva en tu mirada nuevamente.
Cosas que pasaron y dejan secuelas, cicatrices que trato de borrar sabiendo que no voy a poder, imágenes y pensamientos que lucho por olvidarme, por sacarlos 10 minutos de mi cabeza, pero siempre recaigo en ellos.
Algo así como depresiones compartidas, estados de ansiedad/ nerviosismo que se alternan sin que podamos manejaros, que hacen que sopesemos mil veces cada mínima decisión, que dudemos de todo, que empecemos a pensar que nada era cierto, que nadie nunca gana.
Cercanías que tendrían que hacerme sentir viva, feliz, bien, y que lo único que terminan logrando es que con el correr de los días me entren tremendas ganas de encontrar una cuevita, un lugar seguro en donde quedarme a curarme a mi misma, sin tener contacto con nada ni nadie, sin salir, sin contaminarme de su humanidad que tanto mueve a mi humanidad.
Música que me recuerda que se puede seguir, obligaciones que me devuelven a la vida real más seguido de lo que me gusta, olores hogareños, conocidos, que marcan la manera en que entiendo mi vida más de lo que soy capaz de entender o figurarme.
Por ende, una creciente sensación de que no sé muchas cosas que creía saber, que pensaba que entendía y que iban a ser seguras, y de un momento al otro simplemente notó que me faltan, como un soplo de aire que se te va y no logras alcanzar con tus manotazos de ahogado.
Se podría decir que me perdí, aunque no puedo evitar que algo adentro mío me grite que en realidad recién me estoy encontrando, que perder la inocencia y la ilusión es solamente el primer paso.
No vengas amor, ahora soy un quilombo, vení cuando yo este lista para recibirte, para verte y animarme a hablarte, para pedirte tu número, para que nos sentemos en una plaza a disfrutar ese solcito otoñal a las 4 de la tarde, cada uno con un libro y compartamos un momento y unos mates que nos calienten el alma, y sellen algo hermoso, la combinación perfecta entre dos universos, la confluencia.

11 de marzo de 2015

Azul

La cosa que más amo hacer es sumergirme en esa eternidad celeste, en ese infinito azul, sentir que no peso, y no solamente físicamente, sino que mi alma tampoco pesa, y de repente me encuentro flotando en una inmensa ingravidez que me hace tanto bien, que me aclara tanto cada idea, que me hace sentir que tanto puedo lograr, que tanto no, que me hace entender mis errores y mis victorias.
Que me hace amar la vida.
Todos tenemos pasiones, sabemos que hay algo que nos mueve más allá de nuestros límites, algo por lo que haríamos mucho, algo que con solo dos segundos ya nos hace sentir más vivos que nunca, más plenos, más llenos que mil horas haciendo otra cosa.
Las pasiones no tienen explicaciones, y sin duda mi pasión es lo mejor que tengo, porque no me importa si estoy en una pileta, en un mar, en un río, en donde sea, soy libre cuando nado, es el momento donde más libre soy, ¿Qué cosa puede ser más libre que el hecho de jugarle una batalla a la misma ley de gravedad? Esa que es tan universal.
Somos nuestras pasiones, no más que ellas, porque ellas nos llevan más lejos que nada, y a través de ella somos.

Saber perder

Siempre pensé que uno de los mayores problemas de la sociedad es que nadie nos enseña a perder. No crían para ser campeones, para que pasemos por encima de los demás, a costa de sus sueños  sentimientos, todo en busca de nuestros propios sueños y esperanzas.
Todo para ganar, hay que romperse el lomo, tenes que ser mejor, tenes que darlo hasta lo más lejos que llegues.
Y como no sabemos perder, realmente no estamos listos para enfrentar a la vida. Porque la vida son las victorias, y los logros, y todo eso que nos hace tocar el cielo y sentirnos orgullosos, pero también es caerse, aprender de las caídas, de las cosas que hacemos bien y de las que hacemos mal, entender que vivir dándolo todo, tampoco es vida en el fondo.
Cuando me encuentro en un momento en donde tengo que elegir si pelearla hasta el final, sabiendo que va a ser complicado y que tengo muchos kilómetros recorridos; o dejar que las cosas se terminen, aceptar que perdí, entender que no todo salió como quiero y que no puedo vivir luchando contra una parte de mí. Ese es un momento donde no sé que hacer.
La "heroína" que llevo dentro, ella quiere luchar hasta morir, dejar todo en la cancha, ir, putear, enojarme, romper puertas, agotarme y darlo todo.
Pero no puedo ser siempre una heroína, a veces la personita que tengo dentro es una nena chiquita, hecha un ovillo en un rincón de la mente, que me dice que no quiere más, que todo esto la esta lastimando, que nadie le pregunta como se siente y que quiere volver a casa.
Y nunca sé muy bien a cual de ellas escuchar, pero si sé que entre ambos extremos siempre termino sacando una solución. Porque tenemos que pensar que los extremos, extremos en los cuales siempre me gustó vivir, no siempre son tan opuestos, y la historia nos lo demuestra todo el tiempo.
Podes ser hombre y amo de casa, podes ser mujer y profesional, cuando hace unos siglos, o unas décadas, eso era impensado. Podemos vivir en ese limbo hermoso que hay entre ser fríos y cariñosos, podemos ser selectivos, podemos dejar de pensar que una parte de nuestra persona eclipsa a las otras partes, PODEMOS SER GRISES, y no hay por qué verlo como derrota, como algo "tibio". Y mientras escribo esto lucho contra esa parte mía, la más cerrada, porque realmente estoy cansada de ver en todos a un enemigo o un amigo, a alguien que viene a hacerme mal o bien.
Todos somos todo, un poco de todo, y voy a tener que abrir los ojos y ser más (me niego a decir realista) pero si mas "Medianista", ya me cansé de vivir en extremos, me cansé de luchar contra mi cabeza, de poner pensamientos en donde no van, de todo eso.