7 de abril de 2013

Corazón homicida

Hay días donde me encantaría entender mi propia fragilidad, cuando quiero puedo ser fuerte, y otras veces solamente con pensar terminó llorando. Siempre analizo TODO, asi me acostumbre a ser a lo largo de estos años, me acostumbre a hacer que pensar sea una tarea que ocupa gran parte de mi tiempo y de mi realidad, cuando algo de lo que vivo no me gusta, solamente pienso, y dejó que mi cabeza me lleve a cualquier lugar que yo (o más bien ella) quiera, se vuelve una especie de mundo de ensueños, que solo yo conozco.
Hay días donde escapar a ese mundo se ve como la mejor solución para no tener que bancar la vida, con sus altibajos. Pero no puedo vivir en ese mundo, hoy tengo que involucrarme con lo que me rodea, con las personas que estan ahí, incluso en esos momentos donde yo me voy o los trato mal.
Tengo una vida, una familia, amigos y amigas, momentos y cosas que esta bueno vivir porque son ahora o nunca, y de repente, tengo tantas ganas de tocar tierra. Tocar tierra es luchar por que pase lo que yo quiero que pase, y no solo quedarme mirando o contestar "no sé", "como quieras". NO, las cosas pueden ser como yo quiero, solamente si lucho por que eso sea asi.
Muchas veces me dije esto y no lo logré, me dio miedo o vergüenza, y termine resignada. Asi no es la cosa.
Vivir cada momento lo mejor que se pueda, soñar si, pero con cosas reales, y en lo posible positivas, y hablar, no poner mas excusas y decir siempre lo que siento, pero tratando de no lastimar a nadie en el camino.