3 de noviembre de 2013

Dos

Dos dias, dos conjuntos de segundos, minutos y horas que faltan para que empiece el viaje que llevó esperando por un año y medio. Desde el momento donde lo empecé a pagar, cada cuota, cada problema que en el camino me fui encontrando, incluso la manera en que las cosas fueron cambiando.
La chica que mañana se va es muy distinta a la que firmó con una empresa que apenas conocía, y  que le importó muy poco que la mayoría hiciera otra cosa.
Y asi están las cosas, estoy nerviosa, pero a la vez es como si no cayera, siento que cuando me suba a ese micro, de verdad voy a sentir la adrenalina de hacer algo que te gusta, de conocer otro país, de noches de fiesta pura, y de olvidarte de todo tu mundo por 11 días que van a ser los mejores.
Por cada momento es fiesta, es sueños, porque son las mejores mini- vacaciones, y porque estoy a solo un paso de terminar con los 12 años de levantarme todos los días, cumplir para otras personas, y estudiar tanto materias que me gustan como las que detesto.
Todos los finales se me juntan, y entre los miedos, las ganas, la ansiedad, todo, solamente quiero subirme al micro y sentir que cada puto minuto vale la pena. Que el sueño no se acabe, y que sea de esas cosas buenas que pasan lento, que se viven plenamente.
Les cuento a la vuelta que tal me fue, y como me tratan Brasil y los garotos.