30 de noviembre de 2014

Chau

Son las dos de la mañana y no puedo dormir, no puedo parar de pensar en todo lo que vivi hoy. Hubo tantas cosas, desde esa ternura de ver nuestras fotos de chicos, hasta lo irónico de salir a dar una vuelta y fumarnos un pucho. No somos nenes, ya no.
Hoy alguien especial, que podría ser mi abuelo por todo lo que me conoce, me dijo que estaba triste, que iba a extrañarnos, al taller, a la familia que somos más allá del taller. Y de ser por mí, le hubiera jurado que las cosas no van a cambiar, pero bien sé que le hubiera mentido.
Yo no sé casi nada de la vida, soy muy joven. Pero creo que en todos estos años compartidos, que son más que la mitad de mi vida, aprendí demasiadas cosas valiosas. Yo aprendí a respetar diferencias, puntos de vista y descubrí que siempre hay conflictos porque no somos todos iguales, pero que también siempre hay formas de resolverlos.
Mañana va a ser un día crucial en mi vida, pero en la de muchos más también. "El taller de artes plásticas con más trayectoria en la provincia", suena importante, suena a patrimonio histórico. Y soy parte de eso, de ese gran proyecto que enmarcó, que marcó, y que guió la vida de tantos. Muchos artistas salieron de acá, muchas personas agradecen a cada momento, o en algún momento, todo lo que vivieron en este lugar.
Porque somos más que un taller, somos una familia inmensa y numerosa, con los pros y contras que eso siempre trae. No nos llevamos todos con todos, no somos mejores amigos y me atrevo a decir que si no fuera por este lugar no hubiéramos sido amigos ni en pedo. Pero somos hermanos, y por ende no hablamos todo el tiempo, no sabemos la vida entera del otro, ni vivimos juntandonos, simplemente nos amamos más allá de esas cosas. Nos queremos por lo que somos más profundamente, asique no nos importa si uno de nosotros está hecho un boludo, nos queremos porque crecimos juntos y eso ninguna de nuestras amistades por afuera de este taller nos lo pudo dar.
Mañana se terminan muchas cosas, muchas andadas, muchos momentos compinches y mucha vida. Pero algo adentro me dice que mañana vuelve a empezar la vida. Una nueva vida, una que no conocemos, una que nos da miedo, porque tenemos miedo, ¿Para qué negarlo? Pero quiero pensar que vale la pena.
Quiero pensar que somos jóvenes y buenos, que somos buena gente más allá de todo, que aprendimos todo lo que pudimos y con eso alcanza para tirar. Porque de acá en adelante somos sólo nosotros, sólo este grupo de personas que tiene que aprender a armarse un camino en la vida, como quieran, como puedan, como sea.
Espero con mucha ansia que no nos perdamos, no para siempre. Que en 10 años podamos sentarnos y ver morir nuestros 30 juntos, ver como otros arrancan los 25.. Me encantaría que nos sentemos a organizar el cumple de 60 de nuestras maestras en la vida. Amaría que mis hijos si los tengo, sepan que siempre fui parte de algo más grande que yo, que las cosas valen la pena, que la constancia es una virtud que sabe dar frutos.
No me queda tanto por decir, pero si tienen que saber que aunque todo cambie, vamos a abrazar al cambio juntos, como tantas veces hicimos. Y mañana capaz sea destructivo, pero pasado es hora de levantarse con más fuerza que antes, con más amor en la mirada, y más experiencia en el alma.
Más viejos, si, pero mucho más sabios y juntos que antes.

26 de noviembre de 2014

Garabato

Las despedidas son una de las partes más difíciles de la vida. Quizás porque con cada paso construimos un camino, y cerrar cápitulos significa que tenemos que dejar atrás una parte de nuestro camino, una parte de lo que somos. Pero no es un dejar atrás de olvidar, como si nunca hubiese pasado, es un dejar atrás de transformar.
Vivimos transformando a cada cosa que nos rodea, a cada persona que conocemos. Y los demás nos transforman a nosotros, sea para bien o para mal.
Personas como las que forman esta gran familia que es Garabato, son de esas que con sólo conocerlas, llenan nuestra vida de experiencias buenas, y nos hacen ser mejores personas en cada paso. No se le puede poner precio a una experiencia tan grande y enriquecedora como lo es formar parte de esta familia.
Muchos llegamos acá de chicos, y ninguno espero que algo que parecia sólo un taller, se convirtiera en una parte crucial de nuestras vidas, en una de las estructuras que nos sirven de base cada día mientras seguimos creciendo y construyendónos a nosotros mismos.
Mujeres tan fuertes como Nancy y Coqui nos sirven de ejemplo, y nos enseñan y demuestran que la única forma de ser felices es ser nosotros. Y son estas mujeres las que por tantos años se levantaron todos los días y hicieron posible que todo esto llegué hasta acá. Son ellas y su familia, que con el tiempo se volvió también nuestra, las que por amor nos bancaron en cada cosa que nos pasó, en nuestros errores, en nuestros problemas, en nuestras caídas y en nuestras victorias. Y nunca les importó que con el pasar del tiempo nos volvieramos difíciles, que las complicaramos, o que las circunstancias de la vida las llevarán lejos, y tuvieran que hacer un largo camino de vuelta cada vez. Ellas siguieron. Y por eso estamos todos acá hoy, para recordar, para reír y llorar, pero también para agradecerles cada uno de los sacrificios que hicieron por nosotros.
Lo que hoy se cierra es un ciclo maravilloso, que después de 26 años de momentos compartidos, hoy llega a un final. Pero esta familia sigue. Y nos va a acompañar en cada momento de nuestra vida.

17 de noviembre de 2014

En qué momento

¿En qué momento dejé de ser esa nenita que se sentaba y jugaba horas con sus barbies?
¿En qué momento empecé a tomar decisiones por mi cuenta?¿Desde cuando sé que tengo que hacer antes de mi mamá me lo diga?
¿En que momento pasé de organizar piyama party a organizar un aborto?
¿En que tiempo se perdió mi inocencia tierna?¿En que lugar dejé a esa chica que cruzaba la calle de la forma más segura posible?
¿Desde cuándo camino rápido, metida en mi mundo y en mi camino?
¿Hace mucho que mamá no me da la mano cuando caminamos?
¿En qué momento o dimensión descubrí a esta chica que hace compras con tarjetas, que maneja plata y que se mantiene a si misma viva?
¿En que clase de mundo me hubiera imaginado a mi cocinando una tarta de verdura?
¿Realmente hace mucho que le cuento a mi vieja lo que voy a hacer, en vez de pedirle permiso?¿Inclusive cuando es algo que va a traer consecuencias grosas en mi vida?
¿En que momento pasaron 9 meses de que vivo sola?
¿Cuándo estas mujeres que conozco hace menos de un año empezaron a tratarme como a su hermana?¿Cuándo empecé a tratarlas yo también asi?
¿En qué momento mi mejor amiga se embarazó?¿Fue al mismo tiempo que me autonombré madrina de esa criatura?
¿En que parte de esta cuidad me di cuenta de que la siento como mi lugar en el mundo?¿En que momento supe que a pesar de eso extraño con todo mi ser mi cuidad?
¿En qué momento me volvi una adulta? ¿Será en el mismo momento donde en los negocios de ropa me empezaron a decir que no había mi talle porque la marca era "más para adolescentes"?

8 de noviembre de 2014

Abstracto

Nunca fui una gran fan de lo abstracto más bien todo lo contrario. Soy la enemiga número uno de las matemáticas y las ciencias duras. Pero sí, tengo que reconocer que algunas cosas son abstractas en mi vida. Y las valoro mucho.
Lo lindo que tienen las cosas y las personas abstractas es que no lastiman. No pueden hacerte mal porque están lejos y no son reales. Cada vez que conozco a alguien, le creo un clon abstracto que vive en mi cabeza. Son iguales, pero al clon le puedo sumar las cualidades que quiero, le puedo dar emociones, poner palabras en su boca, e imaginarme vidas, historias y castillos de aire con él.
Pero una vez que conoces a esa persona, inclusive aunque ya sintieras que la conocías, todo cambia. Porque pensar a los demás en abstracto no dura para siempre.
Y ese chico lindo con el que te imaginaste una vida, tiene novia.
Y esa mina que tan forra te parecía que podía ser, es una buena persona que se vuelve tu amiga.
Y ese enigmático ser que pensabas que era igual a vos, es una persona de carne y hueso, con una vida y una forma de ser distinta de la tuya.
Pero aunque siempre me apena un poco cuando mis abstractos caen, las personas siempre son preferibles a las ideas que tengas de ellas.
Y hoy te conozco, si te cruzó en la calle, iría a saludarte y te abrazaría como debe ser. Y hoy terminé aceptando que a veces sos un forro, pero que te quiero igual. Y hoy más que nunca sos mi amigo, uno real y no abstracto.
Chau Zukini Rey, no te voy a extrañar para nada.
Hola Trem, gracias por querer a mi yo real.

Zoe

Como bien queda claro en el título de la entrada, esta entrada es para una chica que se llama Zoe, y que vive en mi pensión. Ella se va mañana a su casa a pasar las vacaciones, y no pude evitar pensar un montón de cosas cuando me enteré que se iba.
No puedo decir que sea específicamente mi amiga, porque no la considero asi. Pero si puedo decir que ni bien me mudé, ella fue mi primer compañera de cuarto, la primera persona que conocí, con la que compartí, la primera a la que le dije hola, le conté como me llamaba.
Muchas más cosas de las que podría numerar cambiaron en estos 10 meses en mí y en mi vida. No veo nada de la misma manera, y todos mis miedos cambiaron. Todo. Soy otra persona completamente distinta.
Y por eso mismo mañana cuando la salude y le de un abrazo, todo va a ser tan raro. Ella no es la misma, yo tampoco. A pesar de eso pasamos casi un año viviendo juntas, y sé que suena cursi, pero crecimos juntas de alguna manera. No por eso va a ser mi despedida más dolorosa, porque sé que voy a extrañar a otras personas mucho más que a ella. Pero si es una de esas despedidas que te dejan un sentimiento raro, algo parecido al vacío, algo que te abruma porque sabes que no podes parar estos cambios, y a la vez no es que lo quieras, sino que simplemente te gustaría poder ver un vídeo de ese primer día, ver todo de nuevo como era, para pensar más allá de lo que sentis hoy.
Los balances de fin de año nunca me salieron bien, capaz que por eso quisiera hacer un reset que me de un poco de espacio para entender este año. El año pasado, en el frenesí de que todo terminaba, de que mi vida iba a cambiar de forma irreparable en breve, casi sentía que mi vida se terminaba, o por lo menos una parte de ella. Hoy siento que abro otra etapa, pero ya no tengo miedo a dejar personas atrás, ni a cambiar, ni a llorar si algo sale mal.
Yo soy una persona más segura de mi misma que lo que fui, y eso me hace mucho bien. Porque crecer es una palabra loca que da miedo, pero que no debería asustar a nadie. Nada es tan grave.
Por eso quizás nunca te lo diga de frente, porque no somos personas cursis, ni creo que seas muy amiga de las despedidas, pero gracias Zo, gracias por cada cosa que aprendí de vos en este año, gracias por las charlas, y la paciencia, y por conocerme desde el principio. Gracias por empezar una gran aventura conmigo, y espero alguna vez volverte a encontrar.