13 de septiembre de 2019

Luna llena en Piscis

Luna llena en Piscis:

 Te quiero pedir que te lleves algunas cosas que me sobran hoy, y en este último tiempo:
- Ambición extrema
- Poco tiempo con los que amo
-Exceso de cargas
-No ver lo mágico que tengo
-Miedo
-Preocupación por todo

Quiero entender que no controlo todo, que hay cosas que NO SON MI CULPA y con las que TENGO QUE VIVIR

Quiero ser fuerte para hacer nuevos planes

Ser auténtica, y reír

No todo me incluye o tiene que ver conmigo, y eso no hace que importe menos (Ni lo que pase, ni yo)

Mi dolor vale. Mi silencio vale. Mi grito vale.

Mi tiempo es mío. Desconectarse es una opción tan buena como conectar con algo más.

Lo básico alcanza

....Que la marea se lleve lo malo, lo que ayudó pero hoy frena, y lo que no tiene lugar ahora... 

Gracias

(Al frente me espera el resto)

15 de julio de 2019

Tráfico

Hay veces que la vida se vuelve el tráfico, te pasa por encima, te toca bocina para que te apures aunque el que esta apurado es él, te apura por el costado y te deja regulando como hacer para que no te cague el día. Sabes que no le podes escapar, adonde sea que vayas en tu vida siempre va a haber en algún punto, pero no dejas de pensar si no podrías haber tomado una calle más tranqui, un camino alternativo. Nunca lo vas a saber.
Por mucho tiempo me quede sin palabras, la primera mitad de este año no maneje palabras, razones, ni siquiera acciones. Maneje ansiedades, miedos, luchas de ego, discusiones, trámites, cansancio (más del que pensé que podía soportar), y sobre todo mucha furia. Todavía me enojo mucho, pero de a poco entiendo partes que no había comprendido del todo antes.
Ahora puedo ver, y espero de a poco entender más, que mi enojo no es contra alguien, ni contra una acción, ni siquiera contra una cosa cotidiana o de convivencia. Llevo muchos meses sintiendo constantemente que todo me supera, la facultad, el cáncer de mi vieja (novedad no esperada, pero en proceso de paz), mi relación de pareja, la limpieza de mi casa, mis amigos, mi familia, los pasajes que compre hace mucho, las noches sin dormir por hacer trabajos, madrugar toda la semana, tratar de amarme en el medio del caos. Esto último es algo que me mata y me resucita, pero que me deja en pie.
Es muy difícil amar cuando tenes tanta energía puesta en todos lados. Es jodido amar al otro, amarte vos, amar a tu gato, amar. El amor requiere tiempo, paciencia, y paz, también es fiebre de rock and roll, y adrenalina; pero se sostiene en la paz. Hace mucho que no me siento en paz.
No quiero tiempo para dormir, o jugar un jueguito en la compu, o limpiar, o hacer arte. Quiero tiempo para procesar y duelar cosas. No tuve el tiempo que necesite y me lo cobré no pudiendo dar.
Nunca me sentí una persona que me cueste dar, siempre suelo tratar de dar: tiempo, dinero, ayuda, una mano para pintar, hacer una mudanza, una casa para que te quedes, etc. No puedo dar, o por lo menos no siento que este dando todo lo que puedo hace mucho. Y recién ahora empiezo a entender que toca un poco recibir (y recibí mucho, no duden de eso), los mimos y el amor, lo que se necesito, lo que todavía duele. Me cuesta centrarme, pasó todo rápido y siento que hay cosas que cambiaron en mi y que todavía no pude pesar y mirar. Ese no poder me duele. pero me motiva.
Espero dentro de poco sentirme más positiva y con fuerzas, menos predispuesta a matar al mundo, menos cansada, o por lo menos a poder sentirme en pie para pelearla toda. Vengo peleando hace mucho, y duele, te cansa, necesito un round afuera del cuadrilátero, un descanso, una paz, un rato de no ser ni hacer nada, solo recibir y dar amor y silencios sabios. Necesito ese punto en donde no me duela todo al mismo tiempo, y poder elegir por donde comenzar a resolver las cosas.
Necesito salir del tráfico un rato, tomar el caminito de tierra, en donde no hay nadie más que mis ruedas y yo, siendo libres y sin mirar para los costados.

20 de abril de 2019

Chispazos de vida

Hay obvio, siempre más de un momento donde nos sentamos a pensar, o nos tiramos en el sillón a sentir, que las cosas vienen mal. Algo no sale, nos traba, a veces viene todo bien de un lado, todo mal de otro. A veces simplemente nos cuesta saber qué es lo que está bien y lo que está mal, son momentos de "moral dudosa", de miedos, de angustias raras de esas que te frenan, de no saber.
No saber es la peor certeza que la vida nos podría haber dado, si lo pensamos en frío nunca sabemos: no sabemos si vamos a respirar en un rato, si los que amamos van a estar, si todo va a seguir funcionando, si las cosas no van a caerse, si el cielo no se va a nublar o si vamos a poder seguir. Eventualmente, como humanos complejos y locos que somos, seguimos, nos sostenemos en las cosas y eso nos da la vida, nos hace la vida.
Hace unos días leí un texto que comparaba el estudiar con el vivir, y debo reconocer que movió todo lo que tengo adentro. Algo de lo que no estoy pudiendo ver o entender se me sale en otras cosas, me aparece en otras personas, y me flasha un poco y un poco me calma.
Ayer me junté a cenar con amigos, trivial situación que terminó en juegos de mesa y cerveza, pero hubo algo diferente, había alguien que no nos conoce mucho viendo, y ese ver me resultó tan externo que me hizo sentir un poco más viva ese día.
A veces las personas somos chispas, sacamos chispas, y no sólo cuando estamos enojados y no sabemos como seguir, cuando amamos, cuando gritamos de amor, de paz, de alegría, cuando nos reímos y exageramos, cuando festejamos lo más simple del mundo, en esos momentos somos chispas de vida. Y esa vida que tenemos adentro nos motiva, sólo que creo que muchas veces no lo vemos porque nos acostumbramos a que ciertas cosas nos den vida, a ser esa vida; y ahí de repente me quedo pensando en que verá en nosotros alguien que no sabe de nuestros chistes internos, de nuestras vidas, de como somos y como seremos, de como comemos, nos reímos, de que hablamos.
No podemos saber que ve el otro, si se ve a si mismo en otro momento, si no se puede relacionar con nada, si le caemos mal, bien, o neutro. Sabemos que somos, y que hay momentos de infinita calma aunque sea en medio de un millón de risas y ruidos, esos momentos de calma nos hacen más nosotros que muchas de las cosas que usamos más seguido para definirnos. Seamos calma un rato, sólo respirar y pensar que en esa paz hay tantas chispas de vida, que en ese ser hay tanto que admirar, que lo choto de la vida es solamente otra parte de la mesa, y somos nosotros los que no nos corremos de silla, o juntamos las migas y las tiramos a la basura.

11 de enero de 2019

El regalo más grande

El regalo más grande no te lo voy a hacer yo
Te lo tenes que hacer vos.
No tiene papel de envolver
No tiene moños lindos
No tiene nada de lindo a simple vista.

El regalo más grande te puedo decir donde lo conseguí yo
Donde a veces voy a buscarlo de nuevo
Si me siento perdida
Si siento que me falta
Pero no es droga, no.

Es un poco más fuerte que eso
Y el efecto dura todo lo que lo sepas cuidar
Y sin embargo, no sé donde comprar tu regalo
Quizás porque no se compra.

El regalo más grande que te podes hacer es amarte a vos
Y eso yo no te lo puedo dar
Te puedo dar mi parte de amor
Una piecita más del rompecabezas gigante
Pero lo vas a armar vos.

Voy a estar al lado cada día
Yo hago el cielo y vos los bordes y después vamos viendo
Pero no te olvides
Que el orden de la piezas lo tenes más a mano de lo que pensas.

Y si con los años querés otro regalo
Porque el que tenías te lo rompieron, lo pisaron o se arruinó
O te quedó chico
Como las remeras de la parte de atrás del placard
Me avisas y salimos
A recorrer todas las juegueterías
A ver en donde encontramos un rompecabezas que te haga sentir que todo lo podes
Porque con paciencia y amor
Todo lo podes mi sol.

9 de enero de 2019

Lo místico

No puedo dejar de pensar en lo místico, en esa energía rara que revoluciona las cosas y que veo presente en muchos lados a la vez. Algo del momento social que es tendrá, como todo, en un mundo lleno de personas y creencias que van por los costados de las religiones y que buscan llegarnos como sea, pero bueno, algo tendrán y también algo inventarán para cerrar en esta vida de consumo.
Pero siempre creí en lo místico, desde chica que siento que una energía (aunque jamás la definí con ese nombre) me movía a lugares de forma inesperada, sin que yo fuera 100% consciente.
Hoy estoy parada en otro lado, tengo 22 años de vida y de mambos, tengo 5 años de psicología que avivan y apagan ese misticismo a la vez, estoy en los 20, edad difícil para saber si donde piso tengo seguros (aunque en el fondo todas las edades lo son).
Pero me quedó con una reflexión del año pasado, que fue acá nomas, y con las palabras de un amigo muy querido y del que siento que aprendí tanto en estos años que no me va a alcanzar el mundo para decirle gracias, el año pasado fue un año místico, y todavía lo siento en las venas llevándome adentro, y haciéndome pensar en tantas cosas. Desde muchos lados sentí que crecí, que maduré, que cambie tanto que no puedo pensar como antes en mil cosas, sentí que el 2018 fue un año de moverme para transformar, y siento algo parecido en relación a este año en pañales, siento en algún lado de mi sol en piscis que muchas cosas de mi van a ser diferentes, creo y espero que con menos miedo que antes.
Arranqué este año llorando de emoción por haber superado un miedo y una traba, quizás muy boluda para muchos, pero que me llenó de valor y que todavía siento como una nueva piel. El 3 de enero superé el primer miedo de muchos. A veces creo que estoy tan llena de miedos que me cuesta saber adonde ir, son años de mierda a nivel país, años de mierda a nivel empatía, porque muchas de las cosas que veo me cansan con sólo estar al lado, drenando energías que puedo usar para hacer algo. Pero siento que todo eso tiene otra contraparte, siento que en algún sentido podemos movernos sin mover los pies.
Supongo que la cantidad de páginas de astrología que empecé a seguir hablan de que estoy buscando mis modos de mover, de transformar, y a veces me apoyo en respuestas dudosas o poco originales. Pero no espero que nadie me venga a solucionar la vida, espero sentir la pasión de querer solucionarla yo, algunos días aunque sea, espero poder escuchar más a mis demandas que al ruido que hacen las de todos los demás, y sentirme más fuerte.
El 2018 me llenó los huesos de cosas hermosas y muy tristes, de personas que se cayeron al lado y que maniobré para ver como ayudar sin tirarme al cemento con ellas, de vulnerabilidad, esa palabra que me daba tanto miedo y negación y que hoy entiendo mejor, aprecio y medio que me reconcilió; de respeto, respeto a cagarse por las decisiones ajenas, por saber que no soy dueña de nadie y que todo lo que pase puede ser lo que el otro quiere, y yo sólo tengo que respetar que eso tiene sentido en su universo. Y por último, de vos 2018, me llevo esa fuerza de empujones, esas ganas de salir corriendo a hacer, de mover, de transformar, esas herramientas para hacer sin dudar y después revisar si estuvo del todo bien o no. Carecía de eso, y ahora siento que tengo una base como para saber adonde ir. Ya no me siento perdida, y eso se lo debo a tantas cosas, pero también a mí, gracias año místico, gracias por hacerme sentir esa fuerza.