28 de agosto de 2016

¿Qué soy?

Hago muchas preguntas, a veces en los peores momentos.
Me río a carcajadas muy seguido, a veces sola, a la más mínima razón.
Me gusta bailar sola cuando una canción me lleva.
Amo tomar té de noche, acostada, tranquila.
Amo tomar mate en todo momento.
Odio a los que lastiman a los que me importan, aunque eso es obvio.
Mataría a los que lastiman a los que me importan, y no exagero.
Tengo límites difusos.
Paso del amor al odio fácil.
No perdono, no olvido, y mucho menos supero.
Soy la caja de recuerdos y rencores de muchas personas, de las que más olvidan en particular.
Soy de Piscis, y me importa.
Quiero saber un poco de todo, aunque me da paja saber mucho de algo.
Pienso que hay mucho que nos puede maravillar.
Quiero hacer tours por las cuidades en donde vivo, con algún amigo/a que sepa sacar fotos.
No me banco a las palomas, pero de lejos capaz que no son tan feas.
No me gustan las terminales.
Y como es evidente, me dan miedo los cambios.
Me gustan mis casas, todas.
Amo la idea de un lugar seguro, siempre.
Creo que tengo una filosofía de vida de puertas abiertas: cualquiera puede entrar, pero todos son libres de irse.
Me aferro, me anclo, me estaciono, espero, me quedo, resisto.
Tomo mucho pocas veces.
Me gustan los momentos inmortales.
Valoro mi soledad.
Valoro los silencios.
Valoro las miradas.
Espero que una mirada siempre pueda cambiar todo.
Si eso no pasa, creo en la palabra.
Pienso que la familia se elige y no se acepta.
Mis amigos son tanto mi familia como los que llevan mi sangre.
Pasé mucho tiempo escuchando, y hoy hablo demasiado.
Me levanto en estado de alerta, y lista para arrancar.
Una siesta es lo más lindo que me puede pasar.
Ayudo, y espero cosas de vuelta.
Dejo que las personas me asombren.
Soy prejuiciosa, y jodida si quiero.
No me adapto fácil.
Todos los días encuentro algo que me levante, encuentro muchas cosas.
Amo al sol, y los días de sol.
Pienso que en verano nada puede estar tan mal.
Confío, pero siempre espero que el otro confie más.
Paso demasiado tiempo intentando entenderlo todo.

14 de agosto de 2016

Lo que hay y lo que falta

Amo los absolutismos, amo pensar que la vida es algo categorizable, y amo que eso se me de vuelta a cada momento, y tener que correr a levantar los pedazos de las ideas que tenía, levantar la cabeza porque acá no paso nada, y seguir, cambiando de dirección.
Por eso me fascina levemente la idea del vaso medio lleno o medio vacío, la idea que según lo que veas vas a hacer las cosas. Asociada a esa idea, esta la de que si ves lo medio vacío te estancas, estás mal, tenes que ver lo lleno, ¿Qué parte no entendes?
Hoy veo lo vacío, y no me siento en absoluto por afuera de lo humano, de saber que hay días que son más tristes que otros, que a veces no sabes muy bien porque, que las cosas no salen o salen pero no como pensabas.
Es humano sentir que todo lo que se tiene no vale, así como lo es ver para el costado y darse cuenta de que lo que uno tiene es un montón en comparación con lo que otros tienen. Creo que el sufrimiento es algo tan personal, tan particular, que no somos jueces del sufrimiento ajeno, a veces ni siquiera lo somos del nuestro propio, no sabemos que pone mal a una persona, que pone mal a otra. Que conocen de las vidas de los otros, que les importa, que dicen que les importa pero no lo llevan a la práctica, donde están sus hipocresías y sus miedos de perder, de ser menos o más, donde están las presiones por ser menos o más, y que tanto pueden doblegar a alguien.
No somos jueces, aunque juzgemos. No nos lo merecemos y eso nos impulsa con más fuerza a serlo, porque en sí nadie lo merece, y nos parece insoportable que no haya nadie mirando las penas propias y ajenas, sientiendolas, midiendolas. Es como si llevaramos la competencia a niveles absurdos, ¿Qué te apuesto que mi vida está más hecha mierda que la tuya?
Y un día te parás, o ni ganas de pararte, y mirás, sopesas lo que tenés y sabes que tenes suerte de tenerlo, sopesas lo que te falta y te sentís la peor persona del mundo por no tenerlo. Sentís que falta tanto, sabes que aunque lo tengas todo no estarías satisfecho, caminás, vas, seguís, buscando otros espejos en los que medirte, otros lugares en donde se refeje, en donde te reflejes, para hacerlos pedazos y tener muchos más que 7 años de mala suerte.

13 de agosto de 2016

A caballo repetido...

Qué nos atrae de las personas? ¿Por qué repetimos patrones?
Bueno, cosas que la carrera en algún momento espero me tire una sogita para aclarar o intentar entender, pero que de momento pienso llenar de mi sabiduría "callejera", de persona que se repite, y que es conciente de eso.
Tengo esa cosa de elegir a los mismos tipos de personas, de toda la vida. siempre fue así. Y por es que me reencuentro con mis primeras "mejores amigas" de la primaria en cada amiga nueva, o que tengo algo con los pibes morochos con rulos.
Pero va más allá de como se ven, en las personas están esas cosas, una manera de hablar, un silencio, una costumbre, algo que los saca de quicio, algo que aman, una historia de vida, hasta lo más loco que es la letra. Sí, literalmente he tenido amigas con la misma exacta letra, asusta.
A veces pienso que son cosas que uno no resolvió, una relación que no se dió, una persona a la que nunca le dijiste las cosas, otra que no ponías en su lugar, un papel en un grupo ( ser la que siempre ...) y así, son cosas que no pudiste hacer porque no sabías que te ibas a arrepentir de no hacerlas. Porque supones que hay tiempo, que vas a pasar venguenza, que sos mucho o poco en comparación a otro, todos las tenemos, fantasmas del pasado que el orgullo a veces esconde y se nos escapan por todos lados.
Y sino son eso no se que serán, estaría piola creer en un destino, en algo que te los hace cruzar, en algo que te lleva de nuevo, pero no me termina de cerrar.
El punto es que cambiar los roles a veces me parece imposible, es lo que sos, escondelo, jodete, cansate, grita, sos, y tirás para ser así, y no podés luchar contra lo que elegís querer. Y todos en algún punto nos queremos.

2 de agosto de 2016

Fuente de paz

Muchas veces nuestra vida puede reducirse a nuestras fuentes de paz, a las personas, los animales, el arte, o lo que sea que nos de paz siempre que la buscamos o la necesitamos.
Ahora lo que realmente me sorprende es ¿Qué somos cuando perdemos nuestras fuentes de paz?
Todos nos anclamos, a personas, a ideales, a lo que creemos, a tantas cosas; pero el destino es cruel y muchas veces gastamos a cuenta y cuando nos damos cuenta estamos solos, parados completamente indefensos ante la realidad que nos oscurece la existencia. Y ahí sale nuestro costado más olvidado, el más negado, el que menos nos gusta.
Entonces, ¿Cómo somos cuando perdemos nuestra fuente de paz? Y, cada uno debe ser diferente. Yo soy acelerada, intensa, emotiva y euforica, principalmente euforica. Mi estado natural es la tranquilidad, el silencio, los hábitos, las cosas que me hacen estar a gusto en mi casa o en las casas de otros, soy histórica (no olvido, me gusta recordar cosas y saber que tengo historias compartidas con la persona que tengo enfrente, y tantas veces me encantaría volver a vivir ese pasado), aburrida en algún punto, simplemente creo que una costumbre vale más que una aventura, y imaginativa, colgarme mirando una pared puede ser la mejor parte de mi día si mi realidad no me gusta.
A veces me veo acorralada, sin duda presionada por las cosas que no conozco, por la necesidad de encajar en otro ambiente, por las prisas de la vida, por el apuro de crecer para saber que hacer, para sentir que sé lo que hago.
A veces, una vez que saque mi lado mas charlatán y simpático, más rebelde, más sacado; después de eso cuesta que las personas vean el otro costado, el que siempre esta latente en todo, el que cree en los silencios cómodos, y las noches sin hacer nada en especial, nada loco o raro. Usualmente me da miedo que la parte más monotona y aburrida de mi misma espante a los demás, que no se la banquen tanto como a la piba copada del principio.
A veces, todos perdemos nuestras fuentes de paz, a veces nos perdemos y le somos infieles a la esencia para que las cosas se muevan, para intentar poder volver a serles fieles a eso.