20 de mayo de 2018

Del cansancio y la pasión

Definitivamente algo de cierto tiene la frase "amar con locura", aunque me siga pareciendo una idea turbia, algo de posta hay en que las cosas que más nos llenan son las que nos sacan más nervios. No lo aplicó a las personas, no creo que sea una forma de llevar una relación sana, no para mi por lo menos.
Pero si creo que es una idea que sirve mucho para las vocaciones, las pasiones, los hobbys, y todo lo que llena al alma y que no tiene que ver con estar con alguien determinado.
Siempre me plantee que mi carrera ocupa ese lugar de enloquecerme de amor y bronca, es de esas cosas que me llenan de odio y frustración cuando no puedo lo que quiero, y que me serena y me hace sentir lo maś cercano a un dios cuando me salen bien, cuando las veo volar, cuando siento la liviandad de saber que soy la persona que quería, no perfecta, pero si acorde a mi deseo.
Me está pasando que estoy explorando nuevas maneras de amar a la psicología, y siento a cada paso cuanto de lo que estoy haciendo me cambia, me cambia a mi, a mis ideas, a la forma en que llevo la vida, como cambia mi forma de ver la belleza.
Estamos tan habituados a ver la belleza en un departamento careta ganado con esfuerzo, bien decorado y que tiene cada detalle pensado, y hay algo de eso que se escapa cuando vemos el verde que acompaña una casa que se cae un poco a pedazos, pero que tiene puertas pintadas de colores, ropa vieja en tenders que han conocido nuevas formas de atravesar los alambres, en los pasillos largos y las sonrisas en medio del bardo.
Eso es una nueva manera de amar, el amor que nace en el bardo, en la mugre, en lo que no tiene razones, ni curas, ni caras alegres todo el día, pero que si regala momentos lindos, caras de emoción y expectativas que no son tuyas pero que te hacen, que te completan esa alma que crees tener tan cerrada y en orden.
Este caos, el miedo, la crisis, el no saber que carajo hacer están empezando a llenar mis días, y las corridas y las cosas a medias, y la inminente sensación de nunca saber bien que pasa. Me llena, me desarma, me deja preocupada y desamparada de a ratos, pero me revive en el simple hecho de ver un cambio, de saber que algo de todo lo que haces con miedo tiene un sentido. Y eso me tira para adelante, hace que las ojeras valgan un poco (nunca completo, gracias por tanto falta), pero un poco valgan más la pena, y me den ganas de levantarme 7 y media y correr, porque sino corro me muero, y si hay algo que no quiero es morir.