31 de julio de 2014

Expectativas 3

Creo que los tengo medio abandonados, pero no es casual que publique hoy, último día de Julio. Un hermoso mes, que este año adquirió muchos significados para mí. Es gracioso, nunca me hubiera imagino que un simple mes podía contener tanta emoción, tanta cosa linda y momento vivido.
¿Por dónde empiezo? Capaz que por el 5 de julio, cuando el mes estaba en pañales, cuando conocí en persona a una de esas personas que te cambian la vida, la manera de entender el mundo y que te marcan. Ustedes lo conocen, capaz que nunca dije su nombre, pero aparece en cada lugar del blog, así como a veces lo veo en cada lugar de mi vida.
MI querido amigo, ese zukini cabeza dura que me transformó la vida, lo conocí este mes. Y fue exacto como tenía que ser. Simple, sin complicaciones, ni más vueltas, porque nuestra amistad nunca las tuvo.
Hace casi 3 años que hablamos, siempre, nunca pasa demasiado tiempo entre nuestras charlas, y ya llegamos al punto de necesitar el consejo del otro, o por lo menos que sepa en que andamos. Con eso alcanza. Yo sentí la confianza de una, y creo que unas semanas después de haberle hablado por primera vez, ya le confiaba cosas que sólo mis mejores amigos sabían. En todo este tiempo, más allá de las jodas, las ofensas, las peleas boludas y las "burlas" que tanto nos caracterizan. él nunca me falló.
Porque es como un hermano para mi, una segunda voz, una personalidad TAN distinta a la mía que es gracioso, que es grotesco. Cuando me dicen: "Pero cómo, deben ser re parecidos para hablar así, tanto tiempo", me rió por lo rara que es nuestra amistad. 
Y así como es siempre nuestra amistad fue conocernos, un abrazo, y ya salimos caminando y hablando de cosas, que se yo qué, siempre hubo algo que decir. Me alegro de que no hubiera silencios incómodos, ni momentos donde lo sintiera distinto a lo que siempre fue. Y acá estamos, en esta amistad que estrena una nueva etapa, la real, la de gente de carne y hueso que ya no vive a 350km, sino que con 1 horita y monedas de viaje en tren, ya están cerca uno del otro.
Y ese primer regalo que me hizo julio, yo no me lo olvido más. Sabía que este mes iba a ser diferente, especial, desde el primer minuto. Literal.
Por otro lado, termine mi primer cuatrimestre de estudiante universitaria, y muy bien por suerte. Heme aquí, adaptada, enamorada de La Plata, ciudades hermosas si las hay, y muy feliz de vivir ahí, y de construir mi futuro y disfrutar el presente todos los días.
Y las hermosas, gloriosas, esperadas, VACACIONES. Si, con mayúscula y se merecen luces de neón también, porque por primera y posiblemente única vez en mi vida, son un mes entero. Si, completo, y en mi casa, con mis viejos, mi hermana, mis amigos verdaderos, mi perra, mi hermosa cuidad natal.
Y así les digo que este Julio,. tuvo una magia única y especial. No sé si alguna vez les pasó, pero confíen en su intuición cuando sienten que sus expectativas están muy cerca de cumplirse, les juro que van a acertar.

3 de julio de 2014

Imperceptibilidad

Siempre me consideré invisible, por muchas razones que seguramente ya les he contado y ustedes pueden contar tan bien como yo. Pero creo que recién es hoy que me doy cuenta de que más que invisible, soy imperceptible.
No porque sea invisible a los cinco sentidos, como seguro diría la Real Academia Española, más que nada porque soy ese resto que la conciencia no nota cuando mira, ni cuando escucha, a veces ni cuando choca contra mí. Lo que pasa es que para ser perceptible te tienen que tener en cuenta, y de más esta decir que estoy 100% segura que para algunas personas no soy ni un mínimo punto en su universo. Para eso tendrían que sentir algo por mí. Y no uso la frase con el sentido de una peli de Hollywood, o el que se usa cuando uno se enamora.
La uso en el sentido más firme y concreto que se puede, en el de sentir "algo" (rechazo, cariño, pena, amor, amistad, lo que sea) que se diferencia de sentir nada, osea, de confundir a mi persona con el ambiente, con el contorno, como si no hubiera nada resaltante.
Y con esta entrada no quiero hacerlos llorar o ponerme en el lugar de victima, porque hace mucho que sé que soy imperceptible, y no hago nada para cambiar eso. Paso tanto tiempo esquivando la mirada ajena, el saludo, la charla incómoda e inevitable cuando llegas a algún lado, la opinión que el otro tiene, todas esas cosas me dan pánico. Por el simple y bastante feo hecho de que rechazo a las personas, rechazo sus iniciativas, rechazo su simpatía. por miedo.
Siempre le tuve miedo y cuidado a la opinión ajena, porque con lo que uno es capaz de opinar de alguien más, uno es capaz de hacer muchas cosas. La diferencia entre hundir a alguien, o elevarlo, solamente radica en cómo nos cae. Y eso es patético, pero real.
No voy a llegar a una conclusión reveladora, no voy a prometer intentar figurar más en la vista de los demás, ni voy a ponerme como meta hacer muchos amigos, porque todas esas cosas aunque quiera no las voy a hacer.
Me gusta como soy, aunque me traiga quilombos, aunque odie mis reacciones a veces, o como le caen a los demás, pero es así. Soy esto, y no siento necesidad de cambiarlo.