11 de enero de 2019

El regalo más grande

El regalo más grande no te lo voy a hacer yo
Te lo tenes que hacer vos.
No tiene papel de envolver
No tiene moños lindos
No tiene nada de lindo a simple vista.

El regalo más grande te puedo decir donde lo conseguí yo
Donde a veces voy a buscarlo de nuevo
Si me siento perdida
Si siento que me falta
Pero no es droga, no.

Es un poco más fuerte que eso
Y el efecto dura todo lo que lo sepas cuidar
Y sin embargo, no sé donde comprar tu regalo
Quizás porque no se compra.

El regalo más grande que te podes hacer es amarte a vos
Y eso yo no te lo puedo dar
Te puedo dar mi parte de amor
Una piecita más del rompecabezas gigante
Pero lo vas a armar vos.

Voy a estar al lado cada día
Yo hago el cielo y vos los bordes y después vamos viendo
Pero no te olvides
Que el orden de la piezas lo tenes más a mano de lo que pensas.

Y si con los años querés otro regalo
Porque el que tenías te lo rompieron, lo pisaron o se arruinó
O te quedó chico
Como las remeras de la parte de atrás del placard
Me avisas y salimos
A recorrer todas las juegueterías
A ver en donde encontramos un rompecabezas que te haga sentir que todo lo podes
Porque con paciencia y amor
Todo lo podes mi sol.

9 de enero de 2019

Lo místico

No puedo dejar de pensar en lo místico, en esa energía rara que revoluciona las cosas y que veo presente en muchos lados a la vez. Algo del momento social que es tendrá, como todo, en un mundo lleno de personas y creencias que van por los costados de las religiones y que buscan llegarnos como sea, pero bueno, algo tendrán y también algo inventarán para cerrar en esta vida de consumo.
Pero siempre creí en lo místico, desde chica que siento que una energía (aunque jamás la definí con ese nombre) me movía a lugares de forma inesperada, sin que yo fuera 100% consciente.
Hoy estoy parada en otro lado, tengo 22 años de vida y de mambos, tengo 5 años de psicología que avivan y apagan ese misticismo a la vez, estoy en los 20, edad difícil para saber si donde piso tengo seguros (aunque en el fondo todas las edades lo son).
Pero me quedó con una reflexión del año pasado, que fue acá nomas, y con las palabras de un amigo muy querido y del que siento que aprendí tanto en estos años que no me va a alcanzar el mundo para decirle gracias, el año pasado fue un año místico, y todavía lo siento en las venas llevándome adentro, y haciéndome pensar en tantas cosas. Desde muchos lados sentí que crecí, que maduré, que cambie tanto que no puedo pensar como antes en mil cosas, sentí que el 2018 fue un año de moverme para transformar, y siento algo parecido en relación a este año en pañales, siento en algún lado de mi sol en piscis que muchas cosas de mi van a ser diferentes, creo y espero que con menos miedo que antes.
Arranqué este año llorando de emoción por haber superado un miedo y una traba, quizás muy boluda para muchos, pero que me llenó de valor y que todavía siento como una nueva piel. El 3 de enero superé el primer miedo de muchos. A veces creo que estoy tan llena de miedos que me cuesta saber adonde ir, son años de mierda a nivel país, años de mierda a nivel empatía, porque muchas de las cosas que veo me cansan con sólo estar al lado, drenando energías que puedo usar para hacer algo. Pero siento que todo eso tiene otra contraparte, siento que en algún sentido podemos movernos sin mover los pies.
Supongo que la cantidad de páginas de astrología que empecé a seguir hablan de que estoy buscando mis modos de mover, de transformar, y a veces me apoyo en respuestas dudosas o poco originales. Pero no espero que nadie me venga a solucionar la vida, espero sentir la pasión de querer solucionarla yo, algunos días aunque sea, espero poder escuchar más a mis demandas que al ruido que hacen las de todos los demás, y sentirme más fuerte.
El 2018 me llenó los huesos de cosas hermosas y muy tristes, de personas que se cayeron al lado y que maniobré para ver como ayudar sin tirarme al cemento con ellas, de vulnerabilidad, esa palabra que me daba tanto miedo y negación y que hoy entiendo mejor, aprecio y medio que me reconcilió; de respeto, respeto a cagarse por las decisiones ajenas, por saber que no soy dueña de nadie y que todo lo que pase puede ser lo que el otro quiere, y yo sólo tengo que respetar que eso tiene sentido en su universo. Y por último, de vos 2018, me llevo esa fuerza de empujones, esas ganas de salir corriendo a hacer, de mover, de transformar, esas herramientas para hacer sin dudar y después revisar si estuvo del todo bien o no. Carecía de eso, y ahora siento que tengo una base como para saber adonde ir. Ya no me siento perdida, y eso se lo debo a tantas cosas, pero también a mí, gracias año místico, gracias por hacerme sentir esa fuerza.