20 de abril de 2019

Chispazos de vida

Hay obvio, siempre más de un momento donde nos sentamos a pensar, o nos tiramos en el sillón a sentir, que las cosas vienen mal. Algo no sale, nos traba, a veces viene todo bien de un lado, todo mal de otro. A veces simplemente nos cuesta saber qué es lo que está bien y lo que está mal, son momentos de "moral dudosa", de miedos, de angustias raras de esas que te frenan, de no saber.
No saber es la peor certeza que la vida nos podría haber dado, si lo pensamos en frío nunca sabemos: no sabemos si vamos a respirar en un rato, si los que amamos van a estar, si todo va a seguir funcionando, si las cosas no van a caerse, si el cielo no se va a nublar o si vamos a poder seguir. Eventualmente, como humanos complejos y locos que somos, seguimos, nos sostenemos en las cosas y eso nos da la vida, nos hace la vida.
Hace unos días leí un texto que comparaba el estudiar con el vivir, y debo reconocer que movió todo lo que tengo adentro. Algo de lo que no estoy pudiendo ver o entender se me sale en otras cosas, me aparece en otras personas, y me flasha un poco y un poco me calma.
Ayer me junté a cenar con amigos, trivial situación que terminó en juegos de mesa y cerveza, pero hubo algo diferente, había alguien que no nos conoce mucho viendo, y ese ver me resultó tan externo que me hizo sentir un poco más viva ese día.
A veces las personas somos chispas, sacamos chispas, y no sólo cuando estamos enojados y no sabemos como seguir, cuando amamos, cuando gritamos de amor, de paz, de alegría, cuando nos reímos y exageramos, cuando festejamos lo más simple del mundo, en esos momentos somos chispas de vida. Y esa vida que tenemos adentro nos motiva, sólo que creo que muchas veces no lo vemos porque nos acostumbramos a que ciertas cosas nos den vida, a ser esa vida; y ahí de repente me quedo pensando en que verá en nosotros alguien que no sabe de nuestros chistes internos, de nuestras vidas, de como somos y como seremos, de como comemos, nos reímos, de que hablamos.
No podemos saber que ve el otro, si se ve a si mismo en otro momento, si no se puede relacionar con nada, si le caemos mal, bien, o neutro. Sabemos que somos, y que hay momentos de infinita calma aunque sea en medio de un millón de risas y ruidos, esos momentos de calma nos hacen más nosotros que muchas de las cosas que usamos más seguido para definirnos. Seamos calma un rato, sólo respirar y pensar que en esa paz hay tantas chispas de vida, que en ese ser hay tanto que admirar, que lo choto de la vida es solamente otra parte de la mesa, y somos nosotros los que no nos corremos de silla, o juntamos las migas y las tiramos a la basura.